Cuando la insulina basal en sangre, que es una hormona que se mide en sangre, está alta frente a los valores normales significa de que hay resistencia a la insulina. Esta insulina elevada está midiendo la hiperinsulinemia compensadora a la situación de resistencia a la insulina,  que es el centro de los problemas que llevan a la diabetes tipo 2.

Ya no se necesita más la curva de insulinaglucemia para hacer diagnóstico de insulino resistencia. Con algunos parámetros clínicos a tener en cuenta no es necesario pedir la insulina.

-¿Cuales son las rutinas para hacer el diagnóstico de insulinoresistencia?

•El examen clínico del paciente:

•Medida de la cintura de más de 88 cm. en la mujer y más de 102 cm. en el hombre.

•La presión arterial mayor  de 130/85

•Los triglicéridos más de 150 mg./dl.

•HDL menor de 40 para el hombre y  menos de 50 para la mujer

•Una glucemia alterada de ayuno entre 100 y de 125 mg./dl

Con tres de esos parámetros tenemos el diagnóstico de insulinoresistencia. Y los más potentes son: Los triglicéridos altos y el HDL bajo. La asociación de  triglicéridos y HDL bajo ya hace pensar fuertemente que hay una insulino resistencia.

¿Cómo detecta una persona que tiene este problema? ¿Hay síntomas?

Desde el punto de vista familiar, si hay infartos precoces en la familia antes de los 55 años, si hay diabetes tipo 2, si hay hipertensión arterial familiar. Una persona con sobrepeso y sedentaria que presenta triglicéridos altos y HDL bajo es muy probable que tenga la enfermedad.

Lo importante es que  esta enfermedad antecede durante  años  a la  diabetes. Pero en esos muchos años es cuando se genera el problema de arteriosclerosis del paciente. Cuando aparece  la diabetes pasaron  mas de 10 años de deterioro vascular. Por eso hay que ir mucho antes a la detección de estos factores de riesgo. La obesidad abdominal es una de las causas adquiridas mas importantes de la resistencia a la insulina.

-¿Cúal es el camino del tratamiento?

El mejor tratamiento para prevenir este daño progresivo y silencioso -sobre todo vascular-, mucho  antes de que aparezca la diabetes, es un estilo de vida saludable, donde el  ejercicio regular, -simplemente caminatas, 3 veces por semana-, y una dieta saludable que tenga bajo índice de carbohidratos  rápidos (de los que se absorben rápido), baja cantidad de grasa saturada, baja cantidad de grasa trans. Las grasas trans son una fuente importante de diabetes tipo 2.

Estamos consumiendo todos los días grasas trans en las galletitas, amasados de panadería, golosinas, barritas de cereal, etc., todo lo que dice grasa vegetal es grasa trans (shortening, margarina).

Estamos  bajando el consumo de grasas saturadas  y  la población sigue consumiendo grasas trans, el riesgo es muy alto.

La insulino resistencia promueve hipertensión arterial, arteriosclerosis, ciertos cánceres y diabetes, y se está postulando que da cambios neurodegenerativos que predisponen a enfermedades como el Parkinson. La insulina está modulando a nivel del cerebro la ingesta y si hay resistencia hay alteración de la ingesta. También está modulando el gasto energético porque hay disminución del gasto energético, una condición que favorece el aumento de peso.

Mucho antes que los fármacos hay que pensar en la acción genética de las grasas saludables. Cómo mejorar todo ese panorama es el  nuevo desafío de la nutri-genética.

No siempre es necesario usar fármacos. Si el paciente logra disminuir de peso y sobre todo entender cómo actúan las grasas saturadas y las grasas trans y los caminos genéticos que llevan a la insulino resistencia, al descontrol alimentario, al hambre sin fondo que determinan estos alimentos.

No pensar en calorías, pensar en la calidad de los alimentos.

Niños y adolescentes ya tienen síndrome metabólico. Síndrome de insulino resistencia. Ya tienen en las arterias depósitos de placas incipientes, placas de colesterol que van hacer placas de ateromas y ya sabemos que estos niños que están comiendo de estas grasas, van a terminar siendo diabéticos muchos de ellos, con todos los problemas metabólicos.

La prevención comienza en evitar que las madres lleguen al parto obesas porque  la madre obesa trasmite al hijo  vía  placentaria la situación de resistencia a la insulina, eso ya lo está modulando el cerebro para que este niño sea obeso, tenga problemas de insulino resistencia que lo lleven a estas enfermedades.

En los niños tenemos que  evitar, modular el consumo de estas grasas malas para la salud. Sabemos que si un niño es obeso, seguramente va a ser un adulto obeso y seguramente va a tener problemas metabólicos. En los niños debemos promover el ejercicio y tratar de controlarle las golosinas que son muy perjudiciales para la salud reduciendo su consumo a una vez a la semana.

En los adultos la medida de la cintura y controlar la grasa abdominal que es la que trae problemas metabólicos, si hay un terreno propicio porque la genética es muy importante. Hay familias donde hay varias personas con abdomen prominente y hay mayor riesgo cardiovascular, de infartos, hipertensión arterial, diabetes, todas las dolencias que están vinculadas a esta situación de resistencia a la insulina. Todas esas personas tienen que consultar al medico, hacerse un chequeo, tratar de controlar el peso, hacer ejercicio

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